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Texto editado por Yéssica González obtuvo el Premio al Mejor Libro de Historia del año 2020

“Mujeres: olvidos y memorias en los márgenes. Chile y América, siglos XVII-XXI” se titula la obra que el Instituto de Historia PUCV reconoce en esta oportunidad. Con esta distinción la unidad académica pretende promover la importancia del libro como bien cultural y transmisor de conocimiento e investigación.

13.01.2022

El Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso realizó la segunda versión del Premio al Mejor Libro de Historia, reconocimiento que recayó este año en el texto del 2020 titulado “Mujeres: olvidos y memorias en los márgenes. Chile y América, siglos XVII-XXI”, editado por la Dra. Yéssica González, académica del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de la Frontera.

El libro que coordina Yéssica González expone la situación sociocultural que las mujeres han tenido en Chile y Perú (Lima) en los últimos tres siglos. El propio libro es testimonio de aquello al reunir a un conjunto de mujeres (trece, con excepción de Jesús Cosamalón) quienes, desde una perspectiva de género, analizan y problematizan una serie de fenómenos y procesos en los cuales la mujer ha estado inmersa.

“Deseo expresar a título personal, y de las y el autor de esta obra colectiva, el reconocimiento a nuestro trabajo a través de este premio. Creo representar a todos al decir que nos sentimos honrados, primero porque esta distinción viene de nuestros pares y segundo porque sentimos que este reconoce el desarrollo de la investigación disciplinaria en y desde espacios regionales, y en red. Gracias al Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso por promover la defensa de la disciplina, su difusión a través de libros, tan poco valorados y tan significativos para el mundo de la cultura y la democratización del saber”, expresó Yéssica González. 

La doctora agregó que recibe esta distinción con mucha emoción y orgullo, pues lo siente como un reconocimiento a la visibilización del quehacer investigativo y la producción de conocimiento desde espacios regionales, impulsado por académicas mujeres y sobre las mujeres y sus protagonismos en diversos espacios privados y públicos a lo largo del tiempo, desde la época colonial hasta ahora.

Para la editora en este texto hay también una propuesta y una provocación respecto del posicionamiento de la academia frente a los actuales estándares de validación métrica del conocimiento ligado a este oficio. “Sin desmerecer el valor de tales indicadores, el libro siempre ha sido y seguirá siendo en nuestra disciplina una carta de presentación y de validación entre las y los historiadoras(es). Distinciones como ésta reafirman aquello. Tener el privilegio de haber sido distinguida en esta ocasión con tal reconocimiento es eso: un privilegio. Hablo en mi calidad de editora, pero también en representación de cada una de las autoras y el autor que apostaron y aportaron a la construcción de esta obra, la que además buscaba poner en diálogo a historiadoras e historiadores de reconocida trayectoria con otras emergentes, pues ¿cuál es el sentido de nuestra disciplina si no permea la sociedad para crear escuela y abrir espacios para que otras y otros continúen y proyecten nuestro oficio en el tiempo?”, reflexionó González.

Sobre el origen del Libro

Para Yéssica González este libro representa la materialización de una serie de encuentros organizados en la Universidad de La Frontera, que primero en solitario y luego con el apoyo incondicional de su colega Olga Ruiz, autora de un capítulo de este libro, comenzaron a desarrollar, desde la Línea de Historia, en torno a tres objetivos. El primero buscaba la apertura de espacios de diálogo en torno a la Historia de las mujeres y las potencialidades del enfoque de género para el desarrollo del conocimiento historiográfico. “El sentido de estos encuentros era impactar y posicionar, en la comunidad académica, entre nuestros/as estudiantes, y al interior de nuestras unidades de trabajo, estos temas, para dar cuenta de lo que estábamos haciendo, lo que era posible de hacer y las potencialidades de desarrollo de estas líneas de interrogación e investigación desde la disciplina”, explicó la doctora. El segundo objetivo consistía en descentrar el conocimiento, invitando a colegas y amigas y amigos con los que compartían los mismos temas, inquietudes y preocupaciones en torno a la historia de las mujeres desde y en diferentes ámbitos. “Queríamos también ofrecer la oportunidad a nuestros/as estudiantes de escuchar y compartir con aquellos/as historiadoras e historiadores a los que sólo conocían a través de sus publicaciones. Que pusieron rostro a esas lecturas, fortaleciendo su formación profesional, y reafirmando su amor por la historia”, explicó la profesional. En tercer lugar, este texto busca explorar y potenciar la formación de redes de trabajo, con miras a la materialización de proyectos como este libro.

“De estos encuentros nace este libro, de diálogos fructíferos, apuestas ambiciosas e interdisciplinarias y formas de abordaje innovadoras de colegas y amigas y amigos con los que dialogamos en voz alta, compartimos generosamente lecturas, ideas, impresiones. Ahora y visto en el tiempo, me parece que este libro representa el sentido de lo que siempre debiera ser la academia, un espacio de diálogo para el transitar en conjunto, construyendo comunidad, haciendo escuela”, destacó la doctora.

Contenidos de la obra

Yéssica González mencionó, que efectivamente, y tal como se enuncia en la contratapa del libro, si la dimensión política de la investigación histórica es disputar los términos en que los sujetos han sido pensados y repensados, en este caso, y a través de los diferentes artículos de la obra, se interroga acerca de la dinámica de las relaciones de género resignificando la presencia de las mujeres en diferentes lugares de Chile y América desde el pasado colonial hasta el presente.

Se trata de artículos que son el resultado de proyectos de investigación, lo que añade a la pertinencia y la originalidad de los trabajos. En “Mujeres, olvidos y memorias en los márgenes”, se puede oír a las mujeres como sujetos activos frente a las dimensiones del poder a través de la polifonía de las fuentes. A través de ellas y la pluma de las y el autor, emergen en este texto, las mujeres: mulatas, criollas, indígenas, mestizas y negras para protagonizar historias criminales, laborales, políticas y judiciales muy por sobre los imaginarios de los roles y espacios tradicionalmente pensados para ellas. “Las mujeres presentes en cada artículo actúan y sienten, enuncian y callan; delinquen, trabajan, luchan, reclaman su derecho a memoria, recuerdan y combaten el olvido, resisten y se empoderan, sufren y se rearman a sí mismas y a las compañeras caídas y desde cada una de estas plataformas interpelan nuestro rol como estudiosos/as de lo social desde la historia, pues, en principio y al final, son mujeres que ejercen y no sólo padecen el entramado del poder”, indicó la profesora. Agregó que “las mujeres de este libro y sus historias, o los jirones de éstas, resisten obtusamente la “dejación”, la cesación o el abandono al que pudieron haber sido condenadas por la negligencia inadvertida en el acto intelectual de recordar para normalizar un relato oficial, en una realidad que es compartida en el caso de Chile y también de otros espacios y sociedades”.

Del emplazamiento intelectual y político de los discursos a la reflexión y evidencia de la investigación, los textos de la obra conducen desde los recorridos de las mujeres en los espacios virreinales en plazas, mercados, claustros, barriadas y chinganas; hasta volver a encontrarlas en medio de la exquisita y desafiante complejidad de los espacios fronterizos en torno a parlamentos, pleitos y veredas institucionales, y de modo más contemporáneo entre el bullicio de emergentes ciudades donde los beneficios de la modernidad no parecieron tocarlas del mismo modo que a sus congéneres los hombres. “Buenas o malas, fieles o traidoras, sumisas o rebeldes, sanas o enfermas, pías o herejes, han estado y seguirán estando allí esperando por nosotros, porque en cualquier caso tienen el derecho a no ser olvidadas”, señaló la editora.

“Me parece pertinente reconocer y nuevamente agradecer esta distinción a una obra que es una muestra de la puesta en valor de la conexión de saberes entre equipos de universidades regionales, al trabajo en red y al sentido primario de nuestro quehacer que es proponer nuevas formas de aproximación a la investigación para difundir y democratizar el conocimiento respecto de nuestro pasado y nuestro presente, procurando dar voz y presencia en y desde la historia, en este caso a las mujeres”, concluyó.

Sobre la editora del texto

Yéssica González es profesora de Historia, Geografía y Educación Cívica, Magister en Ciencias Sociales Aplicadas y Dra. en Historia Iberoamericana por la Universidad de Huelva-España. Desde su formación de pregrado se ha interesado por los estudios coloniales y el rol y la visión de las mujeres en la historia de Chile. Actualmente se desempeña como académica e investigadora de la línea de Historia del departamento de Ciencias Sociales de la UFRO y dirige el Magister en Ciencias Sociales de la Facultad de Educación, Ciencias sociales y Humanidades. Forma parte de la Asociación de estudios Americanistas de España, el Grupo de Historia de las mujeres y las Emociones de la U. de Huelva; Historia, Memoria y Cultura del Núcleo de Cs. Sociales de la U. de La Frontera, y del Laboratorio de Mundos Coloniales y Modernos de la PUC.

Acerca de este Premio

A diferencia de la versión anterior de este Premio, la comisión organizadora del Instituto de Historia PUCV, estuvo integrada por las académicas Virginia Iommi, Amparo Fontaine, y los profesores David Aceituno y Paulo Donoso, quienes propusieron una lista con libros elegibles. Es importante destacar que, para este año, la comisión organizadora incluyó a los ayudantes de pregrado del Instituto en el proceso de selección.

“Con este Premio el Instituto de Historia PUCV busca elevar la importancia del libro como un bien cultural en sí mismo y como transmisor de cultura, conocimiento e investigación. Además, se pretende que este reconocimiento pueda permanecer en el tiempo como una tradición intelectual y académica de este Instituto”, señaló el doctor Paulo Donoso.

 

 

Natalia Cabrera Vásquez

Instituto de Historia