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Maximiliano Duarte

Mi nombre es:  Maximiliano Duarte

Soy de: Viña del Mar

Estudié en la Escuela de Derecho PUCV entre los años: 2010-2015

Trabajo en: Fundación P!ensa

Estudios de posgrado: Magíster en Derecho (mención Derecho Administrativo), Diplomado en Derecho del Mar y Marítimo y Diplomado en Gestión de conflictos, Mediación y Negociación, todos en la PUCV.

1.- El mejor recuerdo que tengo de la Escuela

No tengo uno en particular, aunque sí tengo buenos recuerdos de las tardes de lex cup y de los tradicionales asados de fin de año con los compañeros y profesores. También recuerdo con especial cariño mi fiesta de egreso, pero no solo por el hito que ahí se celebraba, sino porque desde ahí comencé a salir con mi pareja. 

Además de eso, lo que más extraño es el día a día en la Escuela, el compartir con los compañeros, las clases, o, incluso, esas horas eternas en la biblioteca donde a cada rato se escuchaba un “shh”.

2.- Algún bochorno académico o anécdota universitaria

Me acuerdo de un examen de fin de año en que nos sentamos todos los mercenarios (así se llamaba mi equipo de fútbol en esa época) juntos para apoyarnos cuando nos fuesen llamando de a uno. Había un amigo al que le decíamos DT (que además era literalmente nuestro DT en el equipo) y que además era muy querido en la generación. La cosa es que hicimos un pacto: Todos seguiríamos la suerte del DT, si él pasaba pasábamos todos.

Cuento corto: DT fue el primero en salir y se lo echó (en realidad se fue para marzo), y luego todos empezamos a reprobar de manera consecutiva. Algunos incluso dieron un buen examen, pero extrañamente igual reprobaron. Al final quedó el último integrante del equipo, que además era el que se presentaba con mejor nota (6.4). Ahí recuerdo que todos pensamos “este nos va a vengar”, pero finalmente también reprobó. Estábamos todos tristes, pero hasta ahora nos reímos de que se cumpliera nuestra propia mufa. Pacta sunt servanda.

En ese grupo de amigos siempre nos pasaban cuestiones así. De hecho, ese año perdimos una eliminatoria de la lex cup por un penal que no era en el último minuto, y que más encima fue cobrado por un amigo nuestro que llevamos de árbitro cuando nos dijeron que el designado no podía ir. Increíble. 

3.- ¿Qué otras actividades o pasatiempos pudiste desarrollar en tu época universitaria?

La verdad es que no desarrollé un pasatiempo especial mientras estudiaba. Sí me gustaba ir a las pichangas de fútbol, tanto las de la lex cup como las que se armaban en los grupos de whatsapp de la Escuela. 

4.- ¿Cómo se ha hecho presente el sello PUCV en tu vida personal y/o profesional?

Pienso que, visto desde afuera, lo que distingue a los alumnos de nuestra Escuela es su rigurosidad y excelencia. No hay nada que pueda decir yo que no se les haya dicho a los estudiantes cuando ingresan a estudiar acá. Esta es probablemente la mejor facultad de derecho en regiones y una de las tres mejores a nivel nacional. 

Dicho eso, mi paso por la Universidad me ha marcado más a nivel personal. En esto quiero ser bien honesto, quien diga que aquí todo es alegría y felicidad está mintiendo. Yo tengo muy lindos recuerdos de mi etapa universitaria, de mis amigos y de mis profesores, pero también tengo recuerdos amargos, de noches enteras estudiando que después quedaban entregadas a la suerte de la tómbola, donde un mal día podía botar el esfuerzo de un año. Yo sé que a muchos les ha pasado, que les ha tocado vivir injusticias mientras estudian una disciplina que apunta precisamente a lo contrario. Por eso digo que mi paso por la PUCV se ha reflejado más en mi vida personal, me ha ayudado a ser resiliente y perseverante, a confiar en mis capacidades y cumplir con las metas que me propongo. Como diría Bielsa, “hay que aceptar la injusticia y tragar el veneno, que al final todo se equilibra”. 

5.- ¿Qué le aconsejarías a nuestros alumnos y futuros alumnos de Derecho PUCV?

Les aconsejaría que se pongan a disposición de los compañeros que puedan necesitar ayuda, y que nunca caigan en esa lógica individualista de pelear por ser el mejor alumno a cualquier costo. Ese ego estudiantil quizás libere algo de endorfina cuando se cumple con el objetivo, pero a la larga es una estupidez que no conduce a nada. Interróguense entre ustedes, dense ánimo, ¡compartan apuntes!

Yo le haría un monumento a los alumnos que dejan sus apuntes en la fotocopiadora a fin de año para que cualquiera pueda usarlos. 

También les recomendaría hacer lazos con la mayor cantidad de personas, a conocer sus historias de vida. Yo entiendo que la Universidad, y particularmente nuestra Escuela, es un espacio político donde las discusiones a veces son bien apasionadas, pero no dejen que eso los atrinchere. Intenten hacer amistades con quienes piensan distinto a ustedes, eso no los hará blandos en sus convicciones, sino que los hará fuertes en la virtud de la tolerancia. Varios de mis mejores amigos de la Universidad comparten una visión política muy distinta a la mía, pero eso no ha impedido que nos tengamos el mismo cariño de siempre o que nos ayudemos y celebremos con nuestros logros. A la larga se van a dar cuenta que lo más valioso que se llevan de la Escuela no es el diploma, sino los amigos que hicieron en el camino.