Durante el mes de octubre se llevó a cabo el “1er Seminario Permanente Martín Cerda”, actividad que surgió tras la donación de la biblioteca del autor nacional a nuestra universidad, espacio que estuvo centrado en el campo del ensayo. Martín Cerda (1930-1991) fue uno de los primeros chilenos en estudiar a los intelectuales europeos de la década del 50, lo que permitió que desarrollara una carrera como crítico y ensayista, con presencia en periódicos y revistas entre las décadas del 60 y 70. En 1982 publicó “La palabra quebrada: ensayo sobre el ensayo”, su libro más destacado y del cual este año se celebran 40 años.
La donación nació del encuentro del editor Gonzalo Geraldo y Teresa Cerda, hija de Martín, quienes conversaron sobre la idea de poder trabajar y conservar la biblioteca personal del ensayista, la cual se encontraba abandonada tras la muerte del autor. Teresa al no encontrarse en Chile y no poder retornar, vio cómo esta herencia se perdía, ya que “para mí, sus libros son imágenes, olores, recuerdos y son su vida. La verdad es que los quería conservar, pero apareció Gonzalo Geraldo”, señaló Cerda.
Como lo indicó la hija de Martín, Geraldo siempre mostró un gran interés en la obra de Cerda, siendo quien ha estado a cargo de la edición conmemorativa de La Palabra Quebrada en países como México y Chile. Fue el editor quien se contactó con el Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje (ILCL), con quien ya ha participado en otras actividades relacionadas a la crítica literaria latinoamericana, para llevar a cabo esta donación, seminario y exposición de libros.
Por su parte, Hugo Herrera, coordinador de Vinculación con el Medio del ILCL y quien gestionó el seminario comentó que “este tipo de donación nos hacer volver a pensar el rol público que deben cumplir las universidades, resguardado patrimonios significativos para la historia cultural de un pueblo para proporcionar accesos democráticos a la cultura y al libro, para tomar conciencia de la justicia cultural que debe primar tras la gestión y resguardos efectivos de los archivos, para construir comunidades educativas transformadoras”.
Herrera finalizó enfatizando que esta primera instancia sirvió para tomar conciencia del material donado, así como para comenzar a construir una comunidad hispanohablante en torno al ensayo, así como contraponer las ideas de Cerda con las tendencias actuales, “con el objetivo de pensar nuestro presente, para contribuir a hacer aún más importante la obra de Martín Cerda, uno de los grandes ensayistas en lengua española durante la segunda mitad del siglo XX”.
Por Gabriel Cerda
ILCL
